La justificación y el nuevo nacimiento
Cuáles son los pasos
La Justificación
La justificación como leemos en Romanos 3 y la regeneración
que se describe en Juan 3, son actos o sucesos progresivos de DIOS, separados
pero estrechamente relacionados. Ambos se realizan íntimamente y al mismo
tiempo. La santificación posicional, es la posición asignada a una persona
después de que ha comenzado el proceso de justificación y regeneración. Crea
una definición "simple" o sencilla de ambos conceptos y destaca sus
similitudes, diferencias y características.
Nuestra creencia
La Palabra de DIOS
No se puede añadir ni quitar palabras de la Biblia. Por lo
tanto, los cristianos consideramos que la Biblia es la Palabra de Dios y la
guía suprema para nuestra fe y práctica. Algunas de las creencias fundamentales
que tenemos respecto a la Biblia son:
La Biblia es Divinamente Inspirada
Creemos que la Biblia fue escrita por hombres que fueron
inspirados por el Espíritu Santo. Aunque fueron escritos por personas, creemos
que las palabras y los mensajes fueron directamente dictados por Dios.
La Biblia es autoritativa
Creemos que la Biblia tiene autoridad sobre nuestras vidas y
es la norma por la cual se deben medir todas nuestras creencias y acciones. La
consideramos como la revelación de la voluntad de Dios para la humanidad.
La Biblia es infalible e inerrante
Creemos que la Biblia es sin error en su contenido original
y es completamente confiable en todo lo que enseña. Aunque ha sido transmitida
a través de copias manuscritas y traducciones, confiamos en que Dios ha
preservado su mensaje original a lo largo de los siglos.
La Biblia es completa
Creemos que la Biblia contiene todo lo necesario para
conocer y obedecer a Dios. No creemos que haya ninguna otra revelación
posterior a la Biblia que sea necesaria para la salvación o para la vida
cristiana.
La Biblia es clara
Aunque reconocemos que hay pasajes en la Biblia que pueden ser difíciles de
entender, creemos que en su conjunto la Biblia es accesible y comprensible para
aquellos que buscan sinceramente la verdad. Creemos que Dios ha revelado su
mensaje de una manera que puede ser entendida por todos.
En resumen, los cristianos creemos firmemente en la autoridad, la
inspiración y la suficiencia de la Biblia como la Palabra de Dios.
Antecedentes
La creación del hombre
El centro del Evangelio es la justificación de DIOS a través
de su Único Hijo. Dios nos ha justificado por su gran Amor a través de
JESUCRISTO. La palabra “Justificar”, en el hebreo del Antiguo Testamento “Tsadag”, y en el
Griego del Nuevo Testamento “Dikaióo”,
quieren decir en ambos casos “Declarar a alguien libre de
culpa, declarar a alguien libre de sus cargos”.
Génesis 1: 26-27
“Entonces dijo
Dios: Hagamos al hombre A NUESTRA IMAGEN, CONFORME A NUESTRA SEMEJANZA; y
SEÑOREE en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en
TODA LA TIERRA, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios
al hombre A SU IMAGEN, A IMAGEN DE DIOS lo creó; varón y hembra los creó.”
DIOS, en su infinito amor,
creó al hombre con una personalidad (Alma) semejante a la suya propia cuando
dijo “Hagamos al
hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza (...) Y creó Dios al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”; ÉL no creó un robot perfectamente parecido a
un “ser viviente” y programado para hacer exactamente su voluntad, sino que
creó un ser libre dotado de vida propia.
DIOS puso en el alma del hombre una voluntad libre; esto es, dio al
hombre la posibilidad de escoger qué hacer o qué no hacer, le dio la capacidad
de formar sus opiniones sobre las cosas y tomar decisiones propias.
El hecho de poseer una voluntad libre, implicaba que DIOS daba al
hombre autoridad sobre su propia vida.
La autoridad que el hombre recibió de DIOS sobre su vida y sobre la
creación lo hacía responsable ante ÉL, el dador de la autoridad. Los hombres,
tristemente, queremos tener autoridad y libertad para hacer “lo que nos da la
gana”, pero no queremos entender que toda autoridad recibida, conlleva también
la aceptación de una responsabilidad.
Debido a que DIOS puso al hombre como señor y gobernante de la
tierra “SEÑOREE en los peces del
mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en TODA LA TIERRA, y en todo
animal que se arrastra sobre la tierra”, lo dotó de un
instrumento para diferenciar lo bueno de lo malo: La conciencia, ya que como
gobernante y señor de la tierra, sus elecciones y acciones iban a tener una
importante repercusión sobre la misma. La conciencia da al hombre la capacidad
de distinguir lo bueno de lo malo, pero no es un instrumento para hacer lo bueno
o lo malo.
La necesidad del árbol del Bien y del Mal
El origen del mal en el universo
Génesis 2 :8-9, 16-17
“Y Jehová
Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había
formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista,
y bueno para comer; también el ARBOL DE VIDA EN MEDIO DEL HUERTO, y el ARBOL DE
LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL (...) Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De
TODO ARBOL DEL HUERTO PODRÁS COMER; mas del ARBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL
MAL NO COMERAS; porque el día que de él comieres, CIERTAMENTE MORIRAS”
La siguiente pregunta ha
surgido a través de los siglos ya sea entre eruditos y creyentes normales. ¿Por
qué Dios, siendo amor, plantó en el huerto ese árbol que le daba al hombre la
posibilidad de desobedecerle y comer de su mortífero fruto? La respuesta es
que DIOS, siendo amor, es totalmente Justo y Verdadero. ÉL fue consecuente:
tuvo que plantar dicho árbol cuyo fruto producía la muerte, ya que si había
creado al hombre a su imagen, con CAPACIDAD de decisión y elección, debía, para
ser consecuente con su decisión, dar al hombre plena libertad y libre albedrío,
dar al hombre la POSIBILIDAD de ejercer la capacidad de elección. De otro
modo, es como si DIOS hubiera dicho al hombre: “Te crearé como un ser libre,
sí, ¡pero solo para hacer lo que yo quiera que hagas!”.
Si DIOS lo hubiera hecho de esta manera habría ido contra su
Justicia y su Verdad, y entendamos que DIOS no se puede negar a sí mismo. DIOS
ordenó al hombre que no comiera de dicho árbol, advirtiéndole de sus terribles
consecuencias, pero la decisión final de hacerlo o no hacerlo, pertenecía
únicamente al hombre.
El primer capítulo de Génesis nos dice que Dios hizo una creación
buena y perfecta, creó al hombre a su propia imagen, y cuando lo vio, dijo que
todo estaba muy bien, que todo era bueno en gran manera. Pero si la Biblia
enseña esto, ¿de dónde viene el mal que vemos hoy a nuestro alrededor? Se nos
dice que hubo una vez una rebelión contra la autoridad y la santidad de DIOS.
Un ángel creado por ÉL, llamado Lucifer, deseaba ser como DIOS, el Señor de su
reino. Y la única forma de lograrlo era alejarse completamente de DIOS y de su
autoridad y elegir el único camino posible, el camino perverso y terrible: la
muerte.
Mas debemos enfatizar que la muerte no es dejar de existir. La
muerte es un estado de estar completamente separado de DIOS, algo que decidimos
por nosotros mismos cuando pecamos. Si DIOS es amor absoluto, justicia y
santidad, entonces Satanás ha elegido el odio, la injusticia y el pecado. Un
camino aterrador de oscuridad y mentiras, terror, robo, destrucción y rebelión.
Un tercio de los ángeles se le unieron. Ellos también tuvieron la oportunidad
de elegir su propio camino, y la ejercieron. Así comenzó el mal que niega la
naturaleza y los principios de Dios. El ángel ya no se llamaba
"Lucero" (portador de luz) sino "Satanás" (literalmente
"enemigo", "adversario"), y los ángeles que lo seguían
perdieron su gloria y se convirtieron junto con él, en demonios. Este es el
testimonio de la Biblia.
A diferencia de las principales religiones del mundo, que nos
presentan un "dios" de quien proviene todo, sea lo bueno o lo malo,
la Biblia nos enseña que todo lo bueno y perfecto proviene de Dios, pues en ÉL
no hay cambios y su Amor permanece para siempre.
La Naturaleza de DIOS por medio de Su Ley (Su Palabra)
La Naturaleza de DIOS
DIOS es el DIOS de la vida, su motivación para con nosotros es que
vivamos y seamos bendecidos, porque como dice la Escritura, DIOS es Amor.
Tanto en el huerto del Edén, como hemos visto, como cuando dio
la Ley al pueblo judío, como hoy en día para cada uno de nosotros, DIOS nos da
la posibilidad de escoger entre la vida y la bendición o la muerte y la
maldición; y como hemos visto, Su deseo más profundo, que nos grita desde Su
Palabra, es que escojamos la vida, que le escojamos a ÉL, que escojamos a
JESUCRISTO el Salvador. DIOS nos da la posibilidad de escoger nuestro futuro,
DIOS no es fatalista.
“A los cielos y
a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la
vida y la muerte, la bendición y la maldición; ESCOGE, PUES LA VIDA, PARA QUE
VIVAS TU Y TU DESCENDENCIA; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y
siguiéndole a El; PORQUE EL ES VIDA PARA TI, Y PROLONGACION DE TUS DIAS”
Una idea muy extendida a través de las diferentes religiones del mundo es hacer caer a las personas en un fatalismo (El Islam, el Hinduismo y Budismo con su ley del “Karma” y la reencarnación, el “cristianismo” de apariencias y religioso, etc.), las personas que creen que su vida ya está escrita y predeterminada, sea buena o sea mala, se vuelven pasivas, derrotadas y sin iniciativa, se vuelven religiosas (DIOS no quiere que nos comportemos como religiosos, al estilo de los fariseos hipócritas, sino como hijos suyos, llenos de su gloria y gracia).
Un pueblo pasivo es más fácil de someter y esclavizar. DIOS nos
demuestra este principio en muchas ocasiones. ÉL dice que cosechamos lo que
sembramos, bueno o malo.
DIOS es un DIOS bueno, Sus palabras son buenas y verdaderas, y Sus
palabras reflejan Su naturaleza, Su bondad y Su justicia. La Biblia dice que el
Verbo mismo es DIOS, y que el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros.
JESÚS es la Palabra de DIOS hecha carne, y hoy DIOS nos habla a través de su
Hijo unigénito.
Hebreos 1:1-3
"Dios,
habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres
por los profetas, 2 en estos
postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo,
y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma
de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder,
habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo,
se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,"
Consecuencias y castigo
El pecado del hombre
El pecado nos pone en una situación de culpabilidad delante de Dios, de la cual
nace un temor al castigo que
nuestro acto merece (ya que cuando pecamos nuestra conciencia nos acusa, aún
cuando no queramos oír sus dictados). Como Adán y Eva se escondieron de la
presencia de Dios después de pecar, así el hecho de pecar es en sí mismo un
acto voluntario de separación de DIOS:
1ª Juan 3 : 4
Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.
Isaías 59 : 2
pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.
2ª Pedro 3 : 3, 4, 8, 9, 10
3 sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,
4 y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.
8 Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
“LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE” (Romanos 6 : 23)
El pecado tiene unas consecuencias gravísimas y no debemos
tomarlo a la ligera, EL PECADO HIZO QUE
LA HUMANIDAD PERDIERA SU ESTADO DE INOCENCIA DELANTE DE DIOS (En otras
palabras, perdieron su JUSTICIA).
El que comete diferentes acciones criminales tendrá unos
“antecedentes penales” donde se irá escribiendo todo lo que esa persona ha
hecho de malo, y que servirán para acusarle y condenarle en el día del juicio.
Con DIOS la cosa funciona de la misma forma, en Apocalipsis cap. 20, versículos
12 al 15, se nos menciona el Juicio Universal y se mencionan dos libros:
Uno el Libro de la Vida,
y otro un libro donde están escritas
todas las obras de cada
ser humano que haya vivido sobre la tierra, y por las cuales
ese día darán cuentas ante el trono de DIOS de todo lo que hicieron con la
autoridad sobre sus vidas que DIOS les dio.
DIOS es un Justo Juez y hemos de entender que lo que juzga a un
criminal es su crimen, si no hubiera cometido crímenes no tendría que ser
juzgado. Lo que un juez hace es probar si el acusado es culpable o no, y si es
culpable, toma el acto cometido (el delito), y comprueba qué es lo que la Ley
dice sobre dicha acción. Así se ve que dicha acción delictiva es considerada
culpable por la Ley y que hay un castigo debido a dicha culpabilidad. La Biblia
dice: “LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE” (Romanos 6 :23)
No es Dios quien mata a nadie, sino que es
el pecado el que produce muerte, así, aunque un día DIOS
actuará como Juez y según se nos cuenta en Apocalipsis 20:12-15 y muchos otros
lugares, habrá una parte de la humanidad que será arrojada a lo que la Biblia
llama “Lago de fuego” o Infierno (que la Palabra llama
también segunda muerte),
no será DIOS quien arroje allí a nadie, sino que serán los pecados cometidos
voluntariamente por las personas los que las arrojarán allí. Por muy paradójico
que te pueda parecer, nosotros decidimos en esta vida donde pasaremos
una eternidad al morir. Si el hombre muere, es porque ha escogido
vivir separado de la Vida, que es y está en Cristo.
DIOS es bueno, y en su
misericordia quiere que los hombres vivan, es un Dios lleno de longanimidad
y paciencia. DIOS es así, retrasa el momento del juicio
aguardando a que el máximo posible de hombres se arrepientan antes (la Biblia dice que ÉL quiere que todos sean salvos). Sabemos
que desde que cometemos el primer acto criminal contra DIOS, ÉL podría
juzgarnos y condenarnos, y sin embargo, por Su misericordia,
retiene su mano para darnos a lo largo de la vida una y otra vez la oportunidad
de arrepentirnos.
A cada segundo, a cada momento, millones de pecados son
cometidos ante ÉL: Rebeldías; blasfemias y burlas contra Su Nombre; se
cuestionan los valores cristianos sustituyéndolos por formas religiosas con
apariencia de piedad; la pornografía se exhibe en TV, mientras que se prohíbe
hablar o comentar acerca de DIOS; hemos hecho de la lujuria una cosa natural;
se viola; la droga, la prostitución y el tráfico de armas son los principales
negocios en el mundo; se asesina a inocentes; se aborta despedazando a millones
de niños en el vientre de sus madres; los hombres degradan la imagen de DIOS a
la cual están creados con la homosexualidad; las familias se desintegran; el
ocultismo y la brujería se anuncian en TV como algo normal mientras que los
programas o anuncios cristianos se prohíben etc., etc.
Llegará el día en que cada
hombre dará cuentas a DIOS en público de lo que hizo o dijo en privado,
y mientras tanto DIOS espera a que los hombres cambien, aunque en su mayoría, en
vez de hacer esto, endurecen su corazón y pecan más, buscando nuevas y
retorcidas formas de satisfacer sus pasiones, inventando nuevos y sofisticados
pecados y añadiendo con ellos, gota a gota, hiel a la copa de la ira de DIOS.
Un día, trágicamente tarde para muchos, y terriblemente real,
comprobarán que no hicieron sino ganar cólera e ira.
“Porque
cualquiera que guardare toda la Ley, pero ofendiere en un punto, se hace
culpable de todos. Porque el que dijo : No cometerás adulterio, también ha
dicho : No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te
has hecho transgresor de la Ley” (Santiago 2 :10-11).
Como vemos no es necesario, al igual que con las leyes de los
hombres, cometer muchos delitos para ser hallado culpable y merecedor de castigo.
Un ladrón no necesita ser al mismo tiempo asesino, estafador, difamador u otra
cosa para ser condenado por la ley, sino que un hombre que durante toda su vida
se ha comportado como el más ejemplar de los ciudadanos, y que un buen día
decide atracar un banco y es detenido, difícilmente podrá alegar en su defensa
que durante años pagó sus impuestos, fue a trabajar y se comportó honradamente;
un único delito le hará ser juzgado, condenado y castigado. Con la Ley de Dios,
nos enseña Santiago en los versículos que acabamos de leer, pasa lo mismo. No
necesitamos más que cometer una falta contra Dios para hacernos culpables ante
su Ley.
Un único pecado de un único
hombre, Adán, trajo terribles consecuencias: Muerte, tinieblas
espirituales, un alma entenebrecida y sensible a múltiples sufrimientos
(Angustia, temor, soledad, odio, maldad, etc.) y un cuerpo que entró en un
proceso de corrupción que le termina llevando a la muerte física, sujeto a
enfermedades y pasiones desordenadas etc.
“Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción” (Romanos 8 : 21-22)
“Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los
reinos de la tierra. Y le dijo el diablo : A ti te daré toda esta potestad, y
la gloria de ellos ; PORQUE A MI ME HA SIDO ENTREGADA, y a quien quiero se la
doy” (Lucas 4 :5-6)
Un único pecado de un único hombre, Adán, que
era en quien DIOS había delegado su autoridad sobre la
tierra, como vimos al principio, hizo
que dicha autoridad pasase al diablo, al reino de la muerte,
donde reina la ley de la muerte,
por ello es ahora satanás quien gobierna en este mundo (el mismo JESÚS lo
llamaba “el príncipe de este mundo”), por ello es que la misma
creación está sujeta a corrupción, porque los hombres decidimos, con el pecado,
sujetarla bajo los pies del diablo. Por ello vemos todos los desastres y
calamidades que hoy vemos a nuestro alrededor: Terremotos, enfermedades,
inundaciones, guerras, calamidades, etc. No fue DIOS quien diseñó así
la creación, DIOS creó todas las cosas buenas
en gran manera, fue el pecado lo que hizo que esta
sublime creación se corrompiese.
Si un solo pecado pudo hacer esto, pensemos en el terrible
efecto que producen todos nuestros pecados, que día tras día cometemos ante los
mismos ojos de DIOS, en este mundo ya caído y afectado por la corrupción a la
cual el hombre y el diablo lo hemos sometido. Cada uno de los pecados que
hayamos podido cometer en nuestras vidas es suficiente (Hubiera sido
suficiente) para producir el mismo efecto que el pecado de Adán hecho en una
creación perfecta. EL PECADO ES MUY SERIO, Y SUS CONSECUENCIAS TAMBIEN.
Hemos visto que con la caída una nueva ley comenzó a
reinar sobre el hombre, el fruto del pecado, su salario, es la muerte,
es el diablo quien se había situado como “autoridad” en el reino de la muerte.
De este modo el hombre se puso bajo el dominio de alguien (satanás) y dejó de
ser libre para hacer lo que quisiera. La naturaleza del hombre fue cambiada,
como el mismo Jesús declara, ya no era más un “hijo de Dios”, sino un “hijo del
diablo” como podemos leer en Juan 8:39-47 y Efesios 2:1-3.
El apóstol Pablo en su Carta a los Romanos en el capítulo 7 y versículos 14-15; 18-19 y 21-24 nos describe
esta terrible situación del hombre:
“Porque sabemos que la Ley
es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago no lo
entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. (...) Y
yo se que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el
bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el
mal que no quiero, eso hago. (...) Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo
esta ley: que el mal está en mi. Porque según el hombre interior, me deleito en
la Ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley
de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis
miembros. ¡Miserable de mí !¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?”
El apóstol habla aquí de su trágica situación cuando
vivía bajo la Ley de las obras (la Ley es el intentar hacer los
Mandamientos de DIOS por nuestras fuerzas y ganar así, de ese modo, el favor de
DIOS).
Menciona de forma clara la situación de todos nosotros antes de
comenzar a andar en la Ley de Vida en Cristo
Jesús. Menciona como queriendo con todas sus fuerzas cumplir la Ley y
hacer el bien, lo único que hallaba es que en su interior algo le empujaba a
hacer el mal, como su voluntad no era libre al estar esclavo del pecado, que
como hemos visto, trasladó a cada ser humano al reino de la muerte, donde es
satanás quien ostenta la autoridad. Se entiende este concepto muy bien
observando como los hombres buscan hacer la paz con todas sus fuerzas, pero sin
embargo la historia de las naciones está escrita con la sangre de múltiples
guerras.
Lo que debemos entender con esto, es que la Ley de DIOS escrita en mandamientos y ordenanzas, serviría si el hombre fuera libre. El pensar entonces que podemos salvarnos cumpliendo buenas acciones es necedad, ya que nuestra voluntad no es libre para hacer el bien, e incluso por muy buenos que seamos, con errar cometiendo un pecado contra uno solo de los mandamientos de Dios, ya nos hacemos merecedores de un terrible castigo: “PORQUE LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE” (Romanos 6 :23).
Por la Ley (intentar ser buenos) ningún hombre será salvo,
porque es imposible de cumplir en todos sus puntos. El hombre es incapaz de
salvarse a sí mismo, el pecado lo controla, queramos o no. Somos totalmente
incapaces de reconciliarnos con DIOS por nuestras propias fuerzas, ya que la
única posibilidad de hacerlo así sería cumplir a la perfección unos
mandamientos y leyes de naturaleza divina imposibles de cumplir a causa de
nuestra naturaleza caída. Cuanto más tratábamos de ser mejores, más veíamos
nuestra condición de miserables pecadores.
El hombre por sí solo
está perdido, incapaz de ayudarse a si mismo, ninguna religión puede salvarlo, ya que todas se
basan en la idea de “compensación”
de las malas obras con buenas y piadosas acciones, lo cual es absurdo y contra
la justicia de DIOS.
EL HOMBRE EN SUS FUERZAS Y CAPACIDADES ESTÁ PERDIDO,
MUERTO EN SUS PECADOS, ES CULPABLE DE MUERTE ANTE DIOS Y SU SANTIDAD, MERECEDOR
DE PASAR UNA ETERNIDAD EN EL INFIERNO, ESCLAVO DEL PECADO Y LA CORRUPCIÓN.
La necesidad de un Salvador
Cómo DIOS pudo justificarnos
Hemos visto la condición del hombre, y que cómo está, por naturaleza, es una
situación que le impide salvarse a sí mismo. Las noticias de todos los días con
las que nos bombardean esos medios de divulgación no son nada esperanzadoras:
Malos pensamientos, adulterios, lujurias, asesinatos y muertes, robos, egoísmo,
maldad, engaño y fraude, lascivia, envidias, malas palabras, soberbia y orgullo
y una larga lista de males que arraigados en el corazón del hombre destruyen y
contaminan todo lo bueno que intentamos crear.
Sin embargo y pese a ello, el humanismo, un sistema de valores que no tiene
nada que ver con el cristianismo, enseña que el hombre es bueno por naturaleza
y que son las circunstancias las que le convierten en una víctima. Así se
enseña y cree que si el hombre pudiera remontar dichas circunstancias las cosas
cambiarían a su favor.
Pero con una simple ojeada a la historia del hombre, ésta nos muestra que en
los miles de años que llevamos sobre la tierra, no han sido las circunstancias
lo malo, sino que el hombre ha sido el malo y el que ha hecho que las
circunstancias y su entorno se volvieran malos. JESÚS nos mostró que el
pecado y el mal provienen del corazón del hombre, de su naturaleza caída y
pecaminosa. El diablo no es responsable del pecado. Es el hombre el
responsable, y el hombre es el responsable de todo el mal que sucede a nuestro
alrededor.
Mateo 16 : 26
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Mateo 20 : 28
como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Hebreos 1 : 1 – 3
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
Juan 1 : 1, 14
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
“Porque hay un solo Dios, y UN SOLO MEDIADOR ENTRE DIOS Y
LOS HOMBRES, JESUCRISTO HOMBRE, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos”
(1ª Timoteo 2 : 5 - 6).
JESÚS mostró que el pecado y el mal vienen del corazón
del hombre, de su naturaleza caída y pecadora. No es el diablo el
responsable del pecado, es el hombre el responsable y es el hombre el culpable
de todas las maldades que se cometen a nuestro alrededor.
Al leer el pasaje de Mateo 16 : 26 vemos que
nuestro Señor JESUCRISTO responde de manera enfática que de nada le sirve al
hombre ganar el mundo y perder su alma. Lo único que tenemos es la vida y nada
más. Todos los hombres estamos en el mismo barco. Incluso si un hombre común
diera su vida y muriera por nosotros, eso no serviría de nada, ya que él
cargaría con su propia culpa y responsabilidad (sería como si un hombre arruinado
y lleno de deudas quisiera pagar las nuestras en el mismo banco donde él es
deudor). Ni Confucio, ni Buda, ni Mahoma ni ningún otro hombre sobre la tierra,
aparte del Hijo de DIOS hecho hombre, estuvieron libres de
pecados, y ellos mismos estaban necesitados de un salvador.
Por otro lado ÉL señala y nos dice que el Hijo del Hombre no vino para ser
servido, en Mateo 20:28, sino para dar su vida
en rescate. JESÚS vino a dar su Vida por las nuestras. JESÚS tenía algo
que ofrecer: una vida sin pecado, limpia y santa.
Maravilloso JESÚS, que no vino para que le sirviésemos, sino para servirnos.
Por nosotros sufrió sin merecerlo |
El plan de DIOS era éste: Poner sobre su amado Hijo nuestra culpabilidad, nuestra condición de pecadores. Poner en JESÚS todas y cada una de las malas acciones de la humanidad y hacer venir sobre ÉL Su justo juicio, redimiéndonos (es decir comprándonos) para Sí con la preciosa sangre del Salvador JESÚS
Para hacerlo, DIOS, que es perfecto en todas las cosas, tuvo
que hacer que Aquel Verbo (Palabra) que le expresa totalmente, de tal manera
que es la imagen misma de su Naturaleza y el resplandor de su Gloria, Aquella
Palabra que era Dios desde el principio, tomara forma de hombre como lo
enseñan Hebreos 1 : 1 - 3 y Juan 1 : 1 ; 14.
JESÚS, el Hijo de DIOS, que era Uno
con DIOS desde antes del principio de todas las
cosas. Que ÉL es DIOS, y se hizo un hombre
como tú y como yo para presentarse a Sí mismo como representante de toda la
humanidad. No pudo ser una nueva creación en el sentido de un nuevo Adán,
porque entonces no hubiera pertenecido a esa primera humanidad (a la cual
pertenecemos todos) que pecó (en Adán) y no hubiera tenido derecho a
presentarse como nuestro representante ante el juicio de DIOS. No hubiera
pertenecido “biológicamente” (y excusa, querido lector, la terminología) a esta
humanidad caída y no serviría como representante de ella.
JESÚS pasó todos los aspectos del hombre: niñez, adolescencia,
madurez; siendo lo más interesante el hecho de que participó de nuestra capacidad
y posibilidad de elección. JESÚS fue tentado porque como hombre tenía
una capacidad de elegir pecar, pero no escogió el pecar.
JESÚS, el que la Biblia llama el “Segundo Adán”, escogió ante la tentación
el no pecar, a diferencia del primer Adán que escogió pecar. JESÚS fue tentado
en todo: como niño fue tentado como los niños son tentados, como adolescente
fue tentado como lo son los adolescentes, y como adulto de la manera en que los
adultos son tentados, pero a diferencia del resto de los seres humanos, no cometió ni un solo pecado. Su vida fue un éxito y una victoria total cada día,
a cada instante. Su triunfo sobre la cruz al derrotar a la muerte, fue el fruto
de una vida de victoria en lo cotidiano.
Nunca usó de sus atributos Divinos para esto, sino que el éxito estuvo en una
vida de sumisión a la Voluntad del Padre bajo la Santa Unción del ESPÍRITU
SANTO. Usted debe estar agradecido o agradecida a JESÚS por que hizo esto en su
lugar, ÉL sí se comportó como un verdadero hombre, y no como
ese “pelele” que nos han querido pintar en los cuadros religiosos. JESÚS es el verdadero
modelo de humanidad y de hombría.
1ª Timoteo 2 : 5 – 6
5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.
En este pasaje que leemos al principio de esta sección
se nos enseña que no hay ningún otro mediador válido entre DIOS y los hombres
que no sea nuestro Señor JESUCRISTO, y esto es una realidad enfática
en la Escritura, que las diversas religiones del mundo han tratado de ocultar.
Ni líderes religiosos, por muy buenos y santos que nos puedan parecer; ni
gurús; ni santos; ni “vírgenes”; ni nadie más que JESÚS de Nazaret. Se enfatiza
en esta Escritura la humanidad de JESÚS y que es mediador como hombre
en nombre de toda la raza humana ante DIOS. Le puede parecer duro pero
es necesario que leamos las Escrituras y no confiemos en lo que nos dice el
hombre y menos en sus religiones idólatras.
Debemos estar conscientes y entender que no era DIOS quien
debía reconciliarse con el hombre, sino el hombre quien debía reconciliarse
con DIOS. Era el hombre quien debía venir a justificarse ante DIOS y
arreglar cuentas con ÉL; por ello la única forma de mediación era que JESÚS se
diera a Sí mismo como pago por todos nosotros.
Así que EL ACTO DE LA JUSTIFICACION CONSISTE EN ESTO: Como
vimos en Apocalipsis hay dos libros, uno de ellos
contiene todas y cada una de las acciones cometidas por los
hombres: Este libro es el que nos acusa; el otro
libro es la Ley de DIOS, que nos condena a
muerte a causa de las cosas escritas en el primer
libro: acusaciones y decretos contra nosotros que nos son desfavorables.
Lo que JESÚS hizo al ir a la cruz del Gólgota a morir fue tomar
el libro que nos acusaba donde estaban escritos todos nuestros pecados e
inmundicias y se identificó totalmente con nuestros pecados,
de manera que así, como nuestro representante, todos y cada uno de los pecados
de cada ser humano que ha vivido, vive y vivirá sobre la faz de la tierra,
fueron puestos sobre JESÚS: ÉL tomó nuestros pecados.
En esta condición, llevando nuestros pecados y transgresiones contra la Ley de DIOS, se presentó ante el Trono del Juicio de DIOS, donde a causa de estos pecados fue separado de la comunión con ÉL (ya hemos visto que son nuestros pecados los que nos separan de DIOS, por eso JESÚS gritó en la cruz: “¡Dios mío, Dios Mío ! ¿Porqué me has desamparado?”). Ante ese trono DIOS le trató en función de nuestros pecados. ¡En JESÚS DIOS le estaba juzgando tanto a usted como a mí y a toda la humanidad!
Las acusaciones por cada uno de nuestros pecados fueron
puestas contra JESÚS, y por ello ÉL no respondió ni abrió Su boca,
porque no tenía ni podía alegar nada en Su defensa (Isaías
53:7). Cada acusación tenía un único veredicto: ¡culpable!,
¡culpable!, ¡culpable!... y una única y terrible condena ¡Digno
de muerte!, ¡Digno de muerte!, ¡Digno de muerte!... (Recuerde que DIOS
dijo que la paga del pecado es la
muerte. Por ello JESÚS murió.
No se nos debe olvidar que la muerte es separación de DIOS, que es la Vida, y no “dejar de existir”. JESÚS descendió al reino de la muerte, que es el reino de satanás, y allí estaba, esta vez sin nuestros pecados, que ya habían sido pagados y castigados.
En esa condición JESÚS tenía algo que nadie más tenía y que solamente ÉL podía dar: SU VIDA SANTA, JUSTA E INOCENTE. Así, al tercer día, DIOS el Padre proclamó sobre ese representante de todos nosotros que es JESUCRISTO, a causa de su vida inocente, UN JUICIO DE JUSTIFICACION, DE INOCENCIA, y... ¡QUE ÉL RESUCITO DE ENTRE LOS MUERTOS TAMBIEN COMO NUESTRO REPRESENTANTE. JESÚS volvió a la vida.
Ese Glorioso y Bondadoso JESÚS, que nos recibió tal y
como éramos, con nuestros pecados e iniquidades y que tomó nuestros
pecados, vino a identificarse con lo que nosotros éramos, para que ahora,
si le recibimos a ÉL como nuestro Salvador, entonces vengamos a ser lo que ÉL
es: JUSTOS DELANTE DE DIOS.
Los libros de acusaciones quedan clavados en la cruz y nuestros
nombres son escritos en el LIBRO DE LA VIDA. Podemos ir ante DIOS
sabiendo que aunque la Ley sigue ahí y no ha cambiado, el libro que nos acusaba
ha sido borrado ya que hubo Uno que lo hizo posible, derramando Su propia
sangre. Usted puede y tiene la gran oportunidad de ir ante DIOS con el
dictamen de NO CULPABLE.
Quien, tristemente, no acepta y recibe este don
gratuito de DIOS, tendrá un día que dar cuentas y responder
de sí mismo ante el Trono del Juicio de DIOS.
Pero si ahora, que usted se ha arrepentido de sus pecados y ha recibido y aceptado a JESUCRISTO como su Salvador y Señor ante DIOS, considérese libre ante ÉL, puede ser libre ante los hombres y ante el diablo que le acusaba. DIOS le ha dado Su Palabra de que no tendrá que pasar más por el juicio. Su trono no será más un trono de condenación y juicio, sino Un Trono de Gracia y Misericordia.
Es por ello los cristianos predicamos este Evangelio (Buena
noticia) :
“Esta es la palabra de fe que predicamos : Que si
CONFESARES CON TU BOCA QUE JESUS ES EL SEÑOR, Y CREYERES EN TU CORAZON QUE DIOS
LO LEVANTO DE LOS MUERTOS, SERAS SALVO. PORQUE CON EL CORAZON SE CREE
PARA JUSTICIA , PERO CON LA BOCA SE CONFIESA PARA SALVACION”
(Romanos 10 :8-9).
Para recibir este don
gratuito no hay que hacer penitencias ni procesiones, ni encender velas o nada
similar; tan solo debes aceptar la salvación gratuita de DIOS por medio de la
fe, que no es sino poner Su confianza en ÉL (la fe no es, como predican
algunos, una “fuerza”, sino que es dada por DIOS mismo); tomar el compromiso
con DIOS de hacer de JESÚS Su Señor y Su Justicia. La salvación es un don inmerecido
que recibimos por la Gracia y la bondad de DIOS. Es gracia sobre gracia, ya que
no solo recibimos algo que no merecíamos de una manera gratuita, sino que
además recibimos algo que de ninguna forma nosotros hubiésemos podido ganar.
“Porque por
GRACIA sois Salvos POR MEDIO DE LA FE; y esto no de vosotros, PUES ES DON DE
DIOS; NO POR OBRAS, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8-10)
Es una gran ofensa a DIOS y
una herejía pensar y predicar que nosotros podemos
añadir algo a la obra perfecta y consumada de CRISTO en la cruz
del Calvario: Pagar dinero para comprar la salvación, ser
“religiosos”, castigar nuestro cuerpo con penitencias, hacer un montón de rezos
o encender un montón de velitas o cosas similares o rezarle a alguna imagen de
vírgenes o santos. Los líderes de las religiones que niegan esto, y que
impiden a las gentes del pueblo entrar en el Reino de los Cielos, se llamen
como se llamen, o presenten la apariencia de piedad que presenten, bajo ropas
especiales o actitudes religiosas, tendrán que dar cuenta por ello ante DIOS en
el día del Juicio Universal.
“Mirad que NADIE OS ENGAÑE por medio de filosofías y huecas
sutilezas, SEGÚN LAS TRADICIONES DE LOS HOMBRES, conforme a los rudimentos del
mundo, Y NO SEGÚN CRISTO. Porque en El habita corporalmente toda la plenitud de
la Deidad, Y VOSOTROS ESTÁIS COMPLETOS EN EL, que es la cabeza de todo
principado y potestad. En El también fuisteis circuncidados con circuncisión no
hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal en la
circuncisión de Cristo; sepultados con El en el bautismo, en el cual FUISTEIS TAMBIÉN RESUCITADOS CON EL, MEDIANTE LA FE EN EL PODER DE
DIOS QUE E LEVANTÓ DE LOS MUERTOS. Y a
vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne,
OS DIÓ VIDA JUNTAMENTE CON EL, PERDONÁNDOOS TODOS LOS PECADOS. Anulando el ACTA
DE LOS DECRETOS QUE HABÍA CONTRA NOSOTROS, QUE OS ERA CONTRARIA, QUITÁNDOLA DE
EN MEDIO Y CLAVÁNDOLA EN LA CRUZ” (Colosenses 2:8-15)
La Santificación
El nuevo nacimiento
“Porque
NO ME AVERGÜENZO del Evangelio, porque es PODER DE DIOS PARA SALVACION A TODO
AQUEL QUE CREE : Al judío primeramente, y también al griego. Porque en el
Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está
escrito : MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRA” (Romanos 1 : 16 - 17).
La justicia de DIOS es revelada por el
Evangelio, que es la capacidad y el poder de DIOS para salvación, ya que al oír
este anuncio, es a nosotros a los que nos toca hacer una elección. DIOS no
obliga a nadie a aceptar la vida, sino que la pone ante nosotros y nosotros
somos los que cerramos o abrimos nuestro corazón a su ofrecimiento. Es una decisión
personal. Nadie puede escoger por otra persona, por ello el haber sido
bautizado de niño no salva a nadie ni significa nada en este aspecto, aunque
fuese realizado con la mejor de las voluntades. Solo somos salvos
si queremos serlo, y así lo decidimos personalmente.
Del mismo modo la vida cristiana es un compromiso
constante con Jesús y su obra aquí en la tierra: La Iglesia. Es una elección
diaria de estar sometido a El. Una decisión que únicamente nos toca y
corresponde tomar a nosotros.
“De modo
que si alguno está en Cristo, NUEVA CRIATURA ES; LAS COSAS VIEJAS
PASARON ; HE AQUI TODAS SON HECHAS NUEVAS. Y todo esto proviene de Dios,
quien nos reconcilió con sigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no
tomándoles a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación. Así que somos embajadores en nombre de Cristo, como si dios
rogase por medio de nosotros ; os rogamos en nombre de Cristo :
Reconcilias con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado,
PARA QUE NOSOTROS FUESEMOS HECHOS JUSTICIA DE DIOS EN EL” (2ª
Corintios 5 : 17.21).
“Respondió
Jesús y le dijo : DE CIERTO, DE CIERTO TE DIGO, QUE EL QUE NO NACIERE DE
NUEVO, NO PUEDE VER EL REINO DE DIOS” (Juan 3 : 3).
Aquí se nos subrayan dos hechos fundamentales: Por un lado que
DIOS ha hecho de nosotros embajadores de CRISTO para predicar y dar nuestros
esfuerzos en el ministerio de la reconciliación por medio de la Iglesia.
Por otro lado se menciona un hecho más profundo aún que el recibir perdón, es
el hecho de que DIOS ha cambiado nuestra vieja naturaleza por una nueva.
Por ello el hombre para ser salvo y ver el Reino de Dios debe
nacer de nuevo.
El hombre necesita recibir un nuevo corazón, no podemos estar
en CRISTO sin ser una nueva creación. Puedes ir a la iglesia regularmente,
haber nacido en una familia cristiana, leer la Biblia u orar, pero sin
nacer de nuevo, no puedes ver el Reino de Dios.
Cuando recibe a CRISTO, por medio de su ESPÍRITU SANTO que viene
a morar en usted, es creado de nuevo, deja de ser el “viejo” Pedro o Juan, o
María y pasa a ser una nueva persona, pero no es un cambio externo en primer
lugar, sino un cambio en su espíritu, que de estar muerto y
entenebrecido, recibe la vida de DIOS que es CRISTO. Cuando el corazón de la
persona es cambiado, poco a poco ese cambio se irá reflejando en el exterior:
Su forma de hablar, su forma de vestir, de pensar etc., comienzan a cambiar
conforme a la nueva criatura que usted es en su interior. La religión y el
fariseismo han pervertido esto diciendo a la gente que hay que vestirse de
manera extraña o hablar con un tono de voz especial (de “santito”) y cumplir
extraños rituales para ser “santo”. El Evangelio como ve, eamado(a) lector(a),
poco o nada tiene que ver con la religión, sino que habla más bien de una relación
con DIOS (debemos decir de manera coloquial que no tenemos religión sino
relación).
“Pues no
habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba,
Padre ! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos
hijos de Dios.” (Romanos
8 : 15 - 16).
Ha recibido una nueva identidad: Es un Hijo de DIOS. Ya no
es más un “Hijo de ira” como dice la Biblia que eso éramos antes (Efesios 2:1-10),
ni es un hijo del diablo, como llamó JESÚS a los fariseos que hacían las obras
del diablo (el pecado). Ahora usted es un digno hijo
de DIOS con la naturaleza de su Padre morando en usted.
Del mismo modo que vimos que la Ley de DIOS era un reflejo de su naturaleza
santa, la nueva vida que DIOS le ha dado por
medio de la Nueva Alianza en JESÚS,
es la mismísima Naturaleza de DIOS. Recuerde lo
que nos decía el apóstol Pedro en su segunda epístola, que hemos sido hechos
copartícipes de la Naturaleza Divina. La Vida de DIOS y la Ley de DIOS son una
misma cosa, la Ley, reflejo de DIOS, es escrita en su corazón.
TODAS
las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su
divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y
excelencia, por medio de las cuales nos ha dado PRECIOSAS Y GRANDISIMAS
PROMESAS, PARA QUE POR ELLAS LLEGASEIS A SER PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA
DIVINA (2ª Pedro 1: 3 - 4).
Cuando usted nace de nuevo, es su espíritu (en
el griego original “Pneuma”,
literalmente: “Viento”, “Aliento”, esto es, la Vida de DIOS)
el que lo hace: es una obra que está consumada y acabada. Sin embargo DIOS
continua operando por medio de CRISTO en su alma (en el griego
original “Psyké”, literalmente “Soplo”, “Ser Vivo”,
esto es, Voluntad, Inteligencia y
Emociones), es el proceso de la santificación por el cual su vana
manera de pensar y de actuar, conforme al hombre viejo es transformada por la
Palabra y el ESPÍRITU SANTO. Por último esta obra será consumada en la
redención final de su cuerpo, cuando en la resurrección o en
la Segunda Venida de CRISTO, reciba un cuerpo de gloria.
La obra de JESÚS es completa y se
desarrolla en el cristiano nacido de nuevo de este modo que acabamos
de ver, por eso verá que aún siendo salvo y nacido de nuevo, podrá pecar en
alguna ocasión -ser cristiano no es ser “perfecto”-, o que malos hábitos del
pasado le quieran y querrán volverle a esclavizar. Usted debe entender que el
proceso de santificación de sus pensamientos, hábitos, costumbres etc.,
requiere una consagración a DIOS por medio del estudio de la
Palabra, de la oración, de la vida de Iglesia en comunión con sus hermanos en
la fe; todo ello sobre el fundamento de que ya es salvo y santo por
medio de JESÚS, y de que DIOS no le va a aceptar más o menos de lo que
ya ha hecho por medio de JESÚS.
“Hijitos
míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo.” (1ra.
Juan 2: 1).
En los primeros versículos de la primera epístola del apóstol
Juan, se nos habla del Poder de la sangre de JESÚS, un
poder superior al terrible poder del pecado. Por medio de este poder podemos
vivir una vida cristiana con una buena conciencia,
sabiendo que en esta carrera hacia la meta habrá obstáculos que querrán ponerse
en nuestro camino. En el proceso de santificación de nuestras vidas, podemos
cometer errores y pecar, por ello el mismo DIOS nos dice que si andamos en luz
(esto es, somos honestos con DIOS y reconocemos nuestros errores y pecados), La
sangre de JESUCRISTO Su Hijo nos limpia de todo pecado (1ª de Juan capítulo 1).
Nuestros cuerpos aún no han sido transformados, por ello aún
están sujetos a deseos que si bien en principio son lícitos, han sido
pervertidos y sacados de quicio por el diablo, la carne y el mundo, pero viviendo
por el Espíritu y no por la carne, podemos llevar una vida victoriosa.
Confesar nuestros pecados no es una fórmula mágica o religiosa;
hemos de ser guiados por nuestra conciencia iluminada por la convicción del
ESPÍRITU SANTO. Una vez convencidos de nuestra falta entonces es cuando vamos a
DIOS y somos honestos con ÉL.
ÉL conoce nuestras debilidades y
nuestras motivaciones, podemos declararle con confianza lo que hemos hecho y
porqué lo hemos hecho sin tratar de excusarnos. DIOS nos perdona y olvida
nuestro pecado al mirar a la obra de JESÚS en nuestro lugar (recuerde
que su justicia delante de ÉL es la que CRISTO le ha dado). Puede pedirle ayuda
para cambiar y ser mejor con sus semejantes. Esto es andar en luz con DIOS. ÉL
es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda iniquidad.
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